Sonrisa clara,
transparente como el viento,
curvas distantes,
boca distante;
el cielo a lo lejos.
Vives en el medio de mis deseos,
en el desierto,
donde no edifico más
que versos a tu templo.
Y tu boca se parece a
tu falda roja,
a tus zapatos de piel,
a la textura de mis sueños.
Sepa usted que al escribir
yo la recuerdo,
que en mi memoria
Aun viven
los otoños contigo,
que nada ha muerto.
La extraño porque no la tengo.
Quisiera que me enseñaras
como besa la primavera en invierno.
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